viernes, junio 09, 2006

El conflicto educacional ... (continuación)

Acaba de terminar "supuestamente" el paro de los estudiantes secundarios, quienes al principio demostraron que había un tema debajo de la mesa en el país .... pero, pareciera que finalmente, como muchas cosas, la instrumentalización política pudo más ....

En fin, es de esperar que de verdad logremos avanzar en este tema ... y mientras tanto, la columan de hoy día de David Gallagher en el diario El Mercurio es un fiel reflejo de la realidad de este conflicto .... y la frase final, uf! ... ahí está el verdadero problema.

En la calle - David Gallagher

La clase política no quiere pagar los costos de una educación buena. Por ejemplo, los de desmantelar una burocracia inoperante en el ministerio y renovar el profesorado.

Quizás sea un instinto que brota sin que nadie se dé cuenta. Como cuando los padres se van de vacaciones y dejan a los niños con la tía, con esa tía buena que siempre trajo regalos. Esa tía que lo que más quería era ser querida. Los niños se sienten de repente libres, y su instinto les dice que hay que probar a la tía. Ver si es verdad lo que intuyen: que, si se portan mal, no los va a retar tanto.

¿Será eso lo que pasa en un país cuando termina el gobierno de un Presidente fuerte y autoritario como Lagos? Un suspiro de alivio. Un candado que se rompe. Ganas de salir a la calle, a correr, a gritar. En una de ésas, agarrar algo, porque este gobierno posautoritario y ciudadano está forrado de plata. Es cierto que dicen que van a mantener el superávit estructural, pero, cuando lo dicen, no se enojan como Lagos o Eyzaguirre. ¿Sabrán que gobernar bien es saber ser odiado, saber aguantar las pifias? Quizás sean como la tía, y lo que más quieren es ser queridos; en una de ésas, los seducimos y deciden que es una lesera almacenar tanto dinero afuera. En todo caso, ¿qué se pierde en probarlos? ¡Es que el candado está roto, y la puerta llama a salir, a saltar, a bailar, incluso -para algunos-, a destruir! Es que es aburrido vivir disciplinados, sujetos a rigores fiscales, sacrificados en aras de un supuesto futuro mejor, vivir como en un colegio, siempre preparándose para un mañana que no llega.

¿Será eso lo que sienten hoy los mapuches, los escolares, el PC? ¿Será eso lo que querrán después los de la salud, los del cobre, los ecólogos? ¿Ver hasta dónde llegan? ¿Ver si logran que el gobierno rico se suelte? ¡Por algo es tan difícil que un país alcance el desarrollo! Llegar allí requiere esfuerzo, concentración, y uno se cansa de repente. Uno se cansa a veces justo antes de llegar a la cumbre.

Es cierto que los escolares dicen que quieren mejor educación. Si es así, no han estado en la calle sólo para festejar. Al contrario, quieren aprender más, prepararse mejor para el futuro. Pero, entonces, ¿por qué no explican con más claridad qué es lo que encuentran mal en la educación? ¿Por qué se limitan a demandas monetarias y hablan de calidad sólo en forma genérica? ¿Qué opinan de los profesores, por ejemplo? ¿Son inteligentes y dedicados? ¿Y el currículo? ¿Algo le sobra o falta? ¿Cómo les enseñan? ¿Les enseñan sólo a memorizar información, o también a pensar y analizar? Los profesores, ¿son autoritarios o les gusta que los alumnos tengan sus propias ideas? Los mismos escolares, ¿tienen una buena cultura de aprendizaje? ¿Son atentos y concentrados en clase? En el colegio, ¿son castigados si se distraen, si no cumplen con sus deberes?

En estas preguntas están los elementos claves de una buena educación. Ésta, simplemente, no se da si no hay buenos profesores, eficientes métodos de enseñanza, un buen currículo y una buena cultura de aprendizaje, con disciplina. Lamentablemente, entre los fotogénicos escolares que han puesto al Gobierno en jaque y que nos tienen a todos obnubilados, y entre los profesores que los apoyan, no se nota mucha preocupación por estos temas. No hay un aporte creativo a lo que significa una buena educación o a cómo lograrla. Tampoco lo hay en la clase política. Ésta se contenta con repetir una y otra vez que la educación en Chile es mala. Es que no quiere pagar los costos de una educación buena. Por ejemplo, los de desmantelar una burocracia inoperante en el ministerio y los de renovar un profesorado anciano y apernado.

En Chile, la educación es gestionada e impartida por gente mal pagada, con privilegios de inamovilidad. Es una receta para la mediocridad.

1 comentario:

Esther Croudo Bitrán dijo...

Totalmente de acuerdo.

Muy bueno el aporte. Gracias