
Londres ha estado con mucho calor este verano, la temperatura ha llegado casi a los 37 grados, y los parques han adquirido un tono más café en vez del verde. Es así que arrancandonos un poco hacia el norte, con un poco menos de calor, y además de querer conocer la ciudad, nuestro destino fue la ciudad de York. Son alrededor de 2 horas en tren desde la estación
London King's Cross (la misma de los libros de
Harry Potter).
York es una ciudad de menos de 200.000 habitantes, y tiene la particularidad de haber sido una ciudad vikinga, que luego se transformó en parte del Imperio Romano, y posteriormente pasó a formar parte del Reino de Inglaterra hasta nuestros días.

La ciudad todavía conserva las murallas que rodeaban la ciudad en la antiguedad, las cuales se pueden recorrer en una caminata bastante interesante que permite descubrir interesantes aspectos de la ciudad.
Las calles son pequeñas, y en el centro hay varias que son peatonales, más tomando en cuenta que la ciudad es enteramente caminable. Un auto es útil sólo si se quiere ir a lugares cerca de York. En el centro destaca la Catedral, llamada
York Minster, la cual es una típica iglesia gótica y es la más grande de las iglesias medievales del Reino Unido.

Un dato interesante es que en York el año 306 D.C. murió el emperador romano
Constancio I, y su hijo
Constantino I el Grande fue coronado emperador en la ciudad de York. De hecho, Constantino I fue el único emperador romano coronado en las Islas Británicas. Constatino I se destaca por haber sido el primer emperador romano que profesaba el cristianismo como religión, permitiendo además que dicha religión fuera practicada libremente sin persecusiones.
Además de recorrer una bonita ciudad, vale la pena pasar por el
York Castle Museum, que está ubicado sobre cimientos de un antiguo castillo que ya no está. El museo está orientado a servir de recuerdo de la época victoriana en Inglaterra, con una especial dedicación a articulos del hogar, y la ambientación de las casas y su evolución a través del tiempo.